TLACOLULA

Tlacolula de Matamoros está a 35 minutos en auto al sureste de la ciudad de Oaxaca. Aquí, cada fin de semana se reúnen comunidades de varios pueblos a vender sus productos. Cuando se llega a la nave principal se está en el centro del pueblo, con su palacio municipal al frente, apenas visible por los toldos y el templo de la Asunción a un lado, que data del XVII donde se rinde culto al Señor de Tlacolula que, dicen, es muy milagroso.

El mercado es un arco iris de colores, olores, texturas, formas, que se adhieren al alma y florecen en nuestros recuerdos. Practican el trueque muy temprano y de manera ya muy limitada. Por momentos parece que estamos en otro país, pues las lenguas que se escuchan son variadas, incomprensibles para el ser urbano, pero cálidas y sonoras para quienes se dan cita aquí, y a que aunque incluso entre ellos hay frases incomprensibles, aprovechan el domingo de tianguis para hablar su lengua.
El mercado de Tlacolula es uno de los más tradicionales de Oaxaca. Guarda mucho la esencia inmaculada de la espiritualidad perdida con la colonización, el progreso y la modernidad. Ir al mercado de Tlacolula es como hacer un viaje en el tiempo y regresar a lo más genuino de nosotros, lo más propio nuestro.
Para gozar el embrujo del Mercado de Tlacolula debemos se debe planear llegar muy temprano a desayunar, pues Tlacolula tiene fama de tener los mejores panes de los Valles de Oaxaca, probar el chocolate de agua con enfrijoladas y tasajo. Para el medio día, después de haberlo recorrido con paciencia y haber observado cada espacio de esta localidad, poder disfrutar de una exquisita barbacoa de chivo.